top of page

Su entrepierna tenía ese olor a macho, delicioso y su verga no tenía un sabor específico pero yo me lo tragaba y lo chupaba como si fuera el helado más delicioso que hubiera probado en toda mi vida. Yo chupe sus huevos, la base de los huevos, el tronco, la cabeza de esa anaconda, él lo está disfrutando, empieza a gemir de una forma suave que me enciende, se empieza a desabotonar la camisa y por primera vez puedo ver su pecho y su abdomen, un auténtico semental, bien acuerpado, se nota que le invierte sus buenas horas al gimnasio, que cuerpazo, semi peludo, yo sigo chupando esa verga como si no hubiera mañana mientras paso la mano por su musculoso cuerpo. 

Un joven gigoló colombiano conoce un cliente maduro con el que se mete en un juego de seducción y control que lo lleva a millón y lo deja en cero.

 

Mi primer relato, amigos por favor envíen sus sugerencias y apreciaciones en los comentarios, gracias por tomarse el trabajo de leerlo.
Mi nombre es Pedro y les voy a contar mi historia. Tengo 23 años y soy de Barranquilla, Colombia. Soy alto, mido 1,80 blanco pelo castaño, ojos claros, voy al gimnasio por lo cual he cultivado mi cuerpo, tengo buenos abdominales buenas piernas y un buen culo. De rostro me considero que estoy bueno y pinta, no como Brad Pitt pero tengo lo mío cuido mucho mi imagen. Vivo solo y yo mismo costeo todas mis cosas, por lo cual soy gigoló o mejor dicho hago sexo por dinero, en el bajo mundo me conocen como Peter R. Les voy a contar una historia muy placentera de mi trabajo, en el cual no todas las experiencias son buenas, pero ésta en particular, la tengo atesorada como una de las más espectaculares y excitantes de mi vida.

Un dia hice una publicación en una página reconocida con unas fotos en las que muestro mi rostro y cuerpo completo y recibí una llamada la tarde siguiente. Yo debía estar fuera de un bar en el norte a las 9:00 p.m. y el me recogería en su auto, y me dijo que fuera vestido con traje de oficina, eso hice. A los 10 minutos un carro negro se posa delante mío y el hombre que manejaba, vestido también de oficina, me dice: “súbete Peter R” di la vuelta y me subí lo más rápido que pude y el arranco. En el camino no hablamos mucho, me fije que se le veía un buen paquete entre las piernas, cuando me habla me deja claro que solo debo hablar cuando él me lo permita y hacer lo que él me diga, cuando me lo diga. Acepto. Llegamos a un edificio de apartamentos, entramos al parqueadero y el parqueo en el último rincón del parqueadero. Al bajar del carro pude detallarlo más de cerca: El tipo tenía alrededor de 45 años, un tipo bien varonil, era alto, más alto que yo, acuerpado grandote, tenía el pelo y los ojos claros (su mirada me mato) y una barbita de dos dias que lo hacían ver muy sexy, se nota que también cuidaba su imagen, me empecé a emocionar, el tipo era lindo y estaba acuerpado, me impacto mucho y sobretodo me gustó mucho. Tan pronto baje me puso contra la puerta del carro y me planto un señor beso, delicioso, su lengua recorrió mi boca de una forma tan rica que me derritió, alcance a tocar su espalda ancha y dura mientras el paso sus manos por mi espalda y después las nalgas y me las apretó. Cuando el beso se acabó he de haber quedado con cara de estúpido porque se echó a reír y me dijo bueno vamos a subir o te vas quedar aquí en el parqueadero o que es la vaina.

Subimos al ascensor y llegamos a su apartamento y cerró la puerta (me gustaba el man, no podía esperar a culiar con el) me puso contra la pared y acerco su boca a la mía como si fuera a besarme pero no lo hizo el condenado, lo que hizo fue que se quitó la chaqueta, la dejo en un lado y se sentó en un sillón bien grande que tenía en el apartamento. Al lado tenía una mesita pequeña y ahí puso un fajo de billetes y me miro como: “aja ven pues pa ver que es lo que es”. Me le acerque y pase mis manos por sus brazotes, acerco mi rostro y él me toma del cuello, como estaba sentado y yo de pie y me acerca más, pasa sus dedos suavemente por mi cara, por mi nariz, por mis labios, mi barbilla y otra vez acerca su cara como si fuera a besarme, y cuando sus labios estaban bien cerca, zaz, no me besa, yo a esas alturas del partido me moría por volverlo a besar como en el parqueadero (yo quería todo con este man) y el solo estaba jugando conmigo, provocándome, lo veía en su mirada, varonil y juguetona, estábamos en una especie de juego de seducción. 

En una de esas me empuja suave y me aleja y me dice: “Quítate la ropa, lentamente”. Eso hago, me quito la chaqueta, quedo solo con la camisa y vuelvo a intentarlo, me vuelvo a acercar para intentar besarlo. Pasa sus manos por encima de la ropa por mis brazos, mis piernas, mi verga, me acerca de nuevo a él, nuestras narices están juntas, puedo sentir de cerca su respiración, acerca sus labios, pero tampoco me besa, vuelve y me empuja y me dice “quítate la ropa”. Diablos, este condenado está disfrutándolo y yo me excitaba más a cada momento. Me quito la camisa y quedo con el torso al descubierto y él pasa sus manos por mi abdomen, se endereza en su sillón y empieza a besar suavemente mi estómago, mi abdomen, mi pecho, mis tetillas, cuando empieza a pasar su lengua de abajo hacia arriba en mi torso yo me quería morir, que rico que esta este hombre, lo hacía muy rico y mientras, pasaba la mano por toda mi verga, este semental de hombre me estaba volviendo loco de placer. En una de esas se endereza en su sillón y me dice: “quédate solo en calzoncillo, lentamente”, comencé a quitarme los zapatos, las medias, el pantalón, hasta quedar solo en un calzoncillo blanco, súper pegadito a mis nalgas y medio transparente que me gusta usar para este tipo de trabajos. Mientras yo me quitaba la ropa, él se empieza a desabotonar las mangas de la camisa manga larga que traía puesta. Me dice “voltéate”. Le doy la espalda y le muestro mi culo y el pasa su mano por mi espalda hasta mi culo, mis piernas y se concentra entre mis nalgas, (Delicioso), hace como que me va a quitar el calzoncillo pero nada, sigue jugando, provocándome. Me dice “Que rico que estas, voltéate otra vez”, me lanzo a tratar de robarle un beso pero para su satisfacción, reacciona a tiempo y consigue retirarse un poco pero sigue con su mirada provocadora. 

Noto que por encima de su pantalón se nota un prominente paquete y lo miro y él me dice: “¿Te gusta lo que ves?”. “Si señor” atine a responder. “Pues agáchate, necesita atenciones”. Empiezo a pasar mis manos por esa verga por encima de la ropa y siento como crece, ¿Puede crecer aún más? Se veía lo suficientemente grande antes de que la tocara. Empiezo a masajearla mientras él se quita el reloj de la mano izquierda, aprovecho para tratar de besarlo una vez más pero hace lo mismo, se acerca pero no me besa, me tiene en ascuas este tipo, sigo masajeando esa verga y mientras se empieza a soltar la corbata me dice “sácala”. 

Decidí jugar yo también, baje la cremallera de su pantalón muy lentamente mientras seguía masajeando su verga por encima de la ropa, hacia como si la fuera a sacar pero no lo hacía, metí la mano por su cremallera y comencé a masturbarlo así, la escena le gusto y me miraba complacido, había entrado en su juego de provocación, su delicioso juego y ambos lo estábamos disfrutando. En una de esas, finalmente se quita la corbata, me la pasa por la parte de atrás del cuello y me hala hacia él, me acerca a su boca y pasa su lengua por mi boca, para después besarme, y que beso, otro beso que me llevo a las estrellas, este tipo tenía un arte para besar, que delicia, nos separamos un momento, nos miramos llenos de excitación y volvemos a besarnos, a jugar con nuestras lenguas, estaba en la gloria en ese momento.

Me separa de él, se saca la camisa del pantalón, se desabrocha el pantalón, se baja su bóxer y deja al descubierto su verga, una verga rosadita cabezona, bien gruesa y larga, la agarre con la mano y empecé a masturbarlo de arriba a abajo suavemente. “Que monda rica que tiene señor”, le dije mirando fijamente ese pene tan grande, “La vas a dejar mosquear, chupa pues”. Me metí ese pedazo de carne en la boca acomodándolo como pude al principio, después fue se volvió un movimiento tan fluido que lo metía y lo sacaba de mi boca, me salía natural. Su entrepierna tenía ese olor a macho, delicioso y su verga no tenía un sabor específico pero yo me lo tragaba y lo chupaba como si fuera el helado más delicioso que hubiera probado en toda mi vida. Yo chupe sus huevos, la base de los huevos, el tronco, la cabeza de esa anaconda, él lo está disfrutando, empieza a gemir de una forma suave que me enciende, se empieza a desabotonar la camisa y por primera vez puedo ver su pecho y su abdomen, un auténtico semental, bien acuerpado, se nota que le invierte sus buenas horas al gimnasio, que cuerpazo, semi peludo, yo sigo chupando esa verga como si no hubiera mañana mientras paso la mano por su musculoso cuerpo. En medio de la chupada me sampa otro beso riquísimo y me dice “Déjame ver ese culo”.
Me levanto y le doy la espalda, y me empiezo a bajar el calzoncillo mientras él se hace la paja con la mano, me inclino y lo abro para mostrárselo en todo su esplendor. Me acerco y apoyo una pierna en uno de los brazos del sillón y el me empieza a dar el mejor beso de mi vida, me escupe el culo y me lo chupa con una maestría impresionante, me siento increíble como lo hace, me está haciendo ver estrellitas, empiezo a gemir mientras en pasa sus dedos por mi agujero y alterna chupándolo, me azota las nalgas, increíble. Finalmente se pone de pie y se separa de ese sillón, se quita toda la ropa y quedamos ambos completamente desnudos, de pie y frente a frente, puedo notar que tiene varios tatuajes en los brazos y el pecho, empezamos a besarnos descontroladamente, me dice “vuélveme a chupar la monda, me gusta como lo haces” y me empuja hacia abajo, ni corto ni perezoso agarro esa verga, me la pongo en la boca y retomo la mamada, me coge del pelo y me la empuja más adentro en la boca, que rico que estaba. 

Levanta el pantalón y se saca un condón. “Pónmelo” me ordena, lo saco y se lo pongo, “chupa un poquito más”, me vuelo a pegar en esa verga, lo único que pienso es que por fin voy a culiar con ese macho tan delicioso. Después se vuelve a sentar en el sillón y me dice, “Móntate aquí, pa ve si la aguantas, pero te sientas de ladito”, me apoyo en un brazo del sillón y me comienzo a sentar sobre esa verga mientras él la sostiene, puedo sentir como esa cabezona hace fuerza en mi culo, abriéndose paso a medida que me voy sentando, me duele, pero sigo firme, el me ve complacido y se nota que lo está gozando, le agarro la base de la verga para que entre mejor y finalmente me entro toda, “Eso así” dice en medio de los gemidos, y ahí empiezo a sentarme, a cabalgar esa verga como nunca lo había hecho si quería impresionar a este tipo, comienzo a subir y a bajar lentamente y después voy subiendo la velocidad, ambos empezamos a gemir fuertemente, yo porque tenía esa vergota adentro del culo y el, por qué me estaba culiando me taladraba cada vez más adentro la estaba gozando con toda. 

Yo estaba en la gloria, esa culiada estaba excelente, yo me empecé a masturbar mientras él me empezó a decir todo tipo de cosas obscenas, “Papi que culo rico, como se le va completa esa monda” “Jueputa que rico” y cosas por el estilo. Cuando yo me cansaba de cabalgar él se movía desde abajo y viceversa, que culiada tan rica me estaba llevando. El me nalgueaba, se movía rico, nos movíamos los dos al tiempo, una completa delicia.

Hace que me pare y me lleva hasta una mesa que había en una pared y tenía un espejo, así me acuesta boca arriba y me alza las piernas en sus hombros y me la vuelve a meter, ya de pie ese hombre me bombeo de una manera brutal, me la metía y la sacaba a gran velocidad, yo gemía fuerte y sentía todo el poder de esa verga adentro mío, estaba durísima y me tenía ensartado, no había escapatoria posible. Se acercaba para besarme y después retomaba la culiada con más fuerza “Que rico, ahhh, que delicia de culo” decía sin parar. Yo le decía “Así papi, dame más, mas, mas, que grande la tienes, así me gusta, la quiero toda adentro mío”.

Bruscamente me volteó y yo quedo boca abajo apoyado sobre la mesa, me empieza a chupar el culo súper delicioso pero no dura mucho tiempo en eso, me la mete enseguida y seguimos culiando, ahí de frente al espejo pude apreciar la cara sexual de este hombre que estaba como poseído, estaba disfrutando, estaba tomando lo que era suyo, la auténtica cara de placer sexual, pude apreciar mi rostro gozando esas embestidas, pude ver los movimientos que estábamos haciendo y eso es algo que a mí me prende a mil, me estaba dando por el culo en la posición de perrito, que rico, yo estaba como en éxtasis, pidiéndole más, estaba en las nubes, me estaba culiando como a mí me gusta, y sí que sabía culear este tipo, esa vergota estaba hasta el pegue adentro mío y el tipo tenía una resistencia bárbara, seguía y seguía. 

Paramos por un momento, me besa riquísimo, me lleva hasta su cama y me empieza a hacer de nuevo el beso negro, a chuparme el culo como solo él sabía hacerlo, se acostó boca arriba y me dijo “Vuélvete a montar, pero ahora como si estuvieras bailando reggaetón”, enseguida me subí quedando frente a él, me metí esa monda en el culo y empecé a moverme delicioso, en todas las direcciones, este hombre gemía y gemía, me decía que mi culo estaba muy rico , que yo si me sabia mover, que eso era una culiada de verdad, gemía cada vez más fuerte. Yo mientras me masturbaba y el me quito la mano y esta vez me empezó a masturbar. No tarde mucho en venirme, estaba gozando de una manera tan espectacular que bote muchísimo semen sobre su pecho. “Voy a botar la leche, me voy a venir” dijo todo agitado así que yo me saque su verga de mi culo, le quite el condón y empecé a masturbarlo para que se viniera, acerque mi boca para atajar todos los chorros de semen que salieran de su pene, el me halo hacia arriba y nos empezamos a besar mientras yo seguía masturbándolo. Cuando ya vi que venía para afuera la leche baje y se vino en mi cara mientras gemía fuertemente. Respiraba agitadamente pero tenía una sonrisota de satisfacción dibujada en su rostro, se la empecé a chupar de nuevo mientras el recuperaba el aliento, me vuelve a alzar y nos quedamos besándonos como 15 minutos más.

Así desnudos los dos quedamos en su cama descansando abrazados, al rato me dice: “Ponte tu ropa, toma el dinero que deje en la mesa y vete”. Yo me sentí mal cuando me dijo eso pero recordé que es mi trabajo, además estaba muy complacido con la culiada así que hice lo que me ordeno. Él se quedó acostado en la cama, desnudo viéndome. “¿Te volveré a ver?” pregunte antes de salir. “Seguro que si” me respondió con esa sonrisa juguetona pero varonil que se gastaba el desgraciado. Me acerque, le plante un beso de esos que te dejan sin aliento ni respiración y salí de su apartamento.

Esta historia no termina aquí, mi súper maduro me volvió a llamar y yo seguí viéndome con él, volví a culiar con él, en el mismo sofá y algo más, pero eso lo contare más adelante.

bottom of page